Como si no hubieran ya suficientes razones para odiar a la raza humana...
El universo siempre me ha puesto cerca al tipo de gente que más desprecio, y a parte de los primos que ya mencioné anteriormente, un ejemplo perfecto son los vecinos de enfrente.
No sé cómo le hacen, pero siempre deciden armar fiestas cuando tengo que dormirme temprano, y dado que mi cuarto dá a la otrora vivienda, la música, los gritos y las risas estúpidas atraviesan mis tímpanos.
Esa música mierdosa apta sólo para macacos incultos tragasemén: corridos y reguetón.
Gente cómo esa (que es la mayoría aquí y en todos los países sudamericanos), son los causantes de que los países mejor desarrollados nos vean menos.
Les damos razones, les estamos diciendo a gritos: "Somos un grupo de simios subdesarrollados, vengan y mirenos revolcarnos en nuestra inmundicia".
La mayoría es una mierda, y me duele decir que es muy probable que tú también lo seas.
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